La fotografía de teatro, fue el estilo de fotografía por el cual comencé a trabajar profesionalmente y el cual me permitió entrar en contacto con artistas increíbles de la escena santafesina.

Tengo múltiples experiencias junto a personas sumamente creativas, documentando y siguiendo sus procesos hasta llegar al estreno, y poder en esa nueva instancia, capturar más íntimamente la esencia de la obra.

Nenúfares, un espectáculo puto

«Nenúfares, un espectáculo puto» es una obra que he vivido de manera muy especial, ya que no solamente he tenido la oportunidad de fotografiar el espectáculo, sino también la oportunidad de formar parte de la «familia» de los actores que en ella «jugaban», he vivido cada instancia como una experiencia de unión y de interpretación de esta genial y disparatada obra, compartiendo ensayos, mates, pasadas, charlas, amistad, viajes, premios y ese inmenso y creativo mundo del teatro en todas sus expresiones.

Nenúfares en la superficie parece ser una obra muy alocada y divertida, de hecho lo es, pero Nenúfares es mucho más que eso, como los nenúfares reales, su esencia está en el fondo, debajo del agua. Un fondo que se las trae con todo, que interpela la esencia de quienes somos, más allá de lo que mostramos.

Nenúrares, nos muestra lo que ya sabemos muchos por experiencia, que la vida familiar y los vínculos de sangre o no, que nos unen con nuestros seres queridos, son vinculos tan fuertes y a la vez tan inexplicables, y que perduran a lo largo de toda nuestra historia, nuestro pasado, nuestro futuro y sobre todo en nuestro ahora, y que muchas veces nos mueven a sacrificios, búsquedas, abismos y un sinfín de sentimientos.

Les comparto ahora algunas capturas de esta obra tan gigante.

Esto no es Calígula

La fotografía relacionada a esta obra, no solo la del espectáculo que aparece debajo, sino también la fotografía de los ensayos y el progreso de la misma, fué un encargo que me hizo el director (Edgardo Dib) al inicio de la misma y que me permitió ir recorriendo junto con el elenco, todo el proceso creativo que transitó la obra.

Quedaron registrados los momentos de ensayo, los de ocio, en la previa, el «calentamiento» para entrenar, la comida post ensayo o los mates con biscochito del entremedio.

Luego vinieron obviamente y como broche final, las fotografías de prensa, y del espectáculo, en varias ocasiones, intentando capturar en cada ocasión, una nueva manera de mirar, una nueva manera de «contar» lo que se vé.

Un espectáculo complejo y que nos lleva a mirar la realidad de la vida-y-la-muerte como algo cotidiano, a lo que nos enfrentamos en compañía de nuestros seres queridos, de nuestros amores, de nuestros odios, de ese sinfín de sentimientos encontrados a los cuales esta obra nos propone mirar e indagar. Todos pasamos o pasaremos por ellos. En definitiva son parte esencial de la vida humana.

Como flor de enredadera

Un espectáculo sumamente visual y de una belleza increíble, en torno a las voces de sus protagonistas, que nos hacen transitar por todos los sentimientos relacionados al amor, a nuestras historias, a la de nuestros padres, a todo lo que llevamos con nosotros a lo largo de toda una vida.

Un matrimonio, una hermana, una infidelidad y una fidelidad. Todo nos identifica en algún momento, en lo cotidiano de la comida caliente en un plato lleno de amor, en los esfuerzos cotidianos por construir y sostener la relaciones, los recuerdos, la nobleza y la esperanza de que el amor siempre puede reconstruir, sanar y olvidar el mal.

A ésta obra me acerqué ya a días del estreno, pero no me costó nada encontrar el sentimiento que me permita acercarme lo suficiente para poder contar a través de mis fotografías, lo que estaba viendo, sintiendo, experimentando.

Edgardo Dib, el director, y sus actores, confiaron en mi mirada para poder contar la belleza de lo que ocurre en esta historia tan argentina, tan colorida y descolorida a la vez, y tan llena de conexión con cada uno de los espectadores.

Ürda y el brutopez

Este bello espectáculo, lleno de colores, de juegos y de ilusiones fué la excusa perfecta para poder encontrarme con ese lugar de ensueño y de fantasía al que todos podemos acceder siempre.

Ürda es ese tierno personaje, semi heroína-antiheroina. Un personaje bello y que causa también una extrañeza que vale la pena desmarañar. Llegar a interpelar desde sus hechos, desde su forma de moverse, arriesgarse, divertirse y luchar.

Pensada y realizada en un lugar tan particular como el Teatro Municipal, tan enorme en todo sentido. Y sólo desde allí se puede entender a Ürda y su mundo, porque es un mundo enorme, lleno de pequeños lugares especiales. Un oso, un ave, un sueño, un infinito mundo submarino lleno de las más increíbles criaturas, que a veces son simple formas marinas bellas y coloridas y a veces se transforman en ese monstruo que puede arrebatarnos lo que más queremos.

Ürda nos invita a adentrarnos en ese océano, y sin dudas a jugarnos cada vez sin pensarlo, por lo que más amamos.

Este trabajo me habilitó a jugar con la fotografía desde otro lugar, a incorporar el dibujo y los efectos para poder comunicar un poco mejor lo que el espectáculo intenta generar en el espectador.

Amigas

¿Porqué demoró tanto?

¿Quién está bien?

8 comentarios de “Fotografía de Teatro”

  1. Leo, adoré todos tus trabajos, cada uno con sus particularidades vista desde el ojo de un artista. Que alegría verte haciendo lo que te gusta, la liberta del arte es su mejor expresión! FELICITACIONES!!!!!!!

  2. Hermoso como captas la esencia de las obras de teatro, según su poética.
    Tuve la posibilidad de ver como espectadora la mayoría de las obras aquí retratadas y le haces un pequeño homenaje con estos registros de las escenas.
    Gracias por tu ojo detrás de la cámara. Y a seguir compartiendo tu arte.

    1. Que bueno que te gusten Lucía! El teatro en sí mismo tiene ese poder de transmitir poesía y sentimientos. Y el lugar de la fotografía ahí, es intentar plasmar algo de todo lo que sucede ahí dentro, donde se está dando la poesía.
      Un beso

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